La mundialización
La democracia moderna se identifica en las diversidades de condiciones entre las clases del aparato productivo, interesado en realizar una dinámica interacción entre actitudes, creencias y expectativas. La contemporaneidad es inducida a enfrentar el proceso de transformación de la economía agraria, jerárquicamente estructurada, en la economía industrial (y posindustrial) con tendencia a la uniformación. Con la intensificación de la producción económica, el modelo de redistribución del rédito, resultante del acceso masivo al sistema operativo, implica el reconocimiento de los derechos positivos para todos los sectores de la población, titulares de la ciudadanía de identidad. La pertenencia política constituye una connotación definitoria en el universo institucional, caracterizado por las alianzas entre los Estados y las organizaciones internacionales, cada vez más orientadas a defender los principios de la coexistencia y de la solidaridad.
El igualitarismo, aunque pronunciado en términos alusivos con respecto a un sistema que no lo equilibra perfectamente, es el origen (y quizás la causa) de las revoluciones. Persigue una actitud culturalmente regenerativa, fenomenológicamente adecuada para las áreas geográficas, comprometidas en secularizar la política en la modernización. La globalización de las innovaciones (científicas, tecnológicas, credenciales) genera un frágil y temporal «imperialismo», socavado por una instancia irredimible de transformaciones.
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