EL TIEMPO DE LA INEDIA. El invierno de Gunter
En la tradición literaria latinoamericana la dictadura tiene un componente estético además de político e institucional. Su aceptación y su rechazo fluyen de una tensión emotiva, que se refleja en las representaciones espectaculares. El vigor de la eficiencia y su enunciación condenan a los «herejes», a los disidentes, al exilio o a las prisiones de la patria, de las cuales a menudo se salvan por el descrédito del poder dominante o por el compromiso ideológico, asumido como el tributo de la supervivencia.
En El invierno de Gunter de Juan Manuel Marcos, la dictadura se impide el futuro a cambio de un presente manifiesto, de lo más inmóvil y prescriptible posible. Todos los tentativos de modificar lo existente son como exorcizados por una sorprendente concepción de la inedia, de la perpetuación de un estatus ineficaz y ditirámbico, en cuyo interno se agitan, sin demasiadas pretensiones, voces de disenso y acciones imprevisibles, que preanuncian el alba, el que Francisco de Goya y Lucientes ilustra en un capricho, en el que los excluidos afirman, con un grado de esperanza y de recelo: «Si amanece, nos vamos».
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